En el contexto de la invasión a Ucrania hace casi un año, en diversos medios de comunicación se escuchaba un testimonio particular de una mujer chilena que se encontraba en Ucrania en los momentos de la invasión y al igual que muchos extranjeros, y los mismos ucranianos, comienzan a vivir un infierno. Cuando por una parte muchos no saben qué hacer mientras ven cómo su país comienza a ser invadido y miles de sus compatriotas son aniquilados, quienes son extranjeros que han sido recibidos por esta nueva patria, ante el riesgo y el miedo solo quieren salir para volver a encontrarse con quienes aman y volver a sus lugares de origen para encontrar refugio. Así fue el caso de Fernanda, que a las pocas horas de contar la situación que vivía ya había sido visibilizada por diferentes medios de comunicación tradicionales. Su caso fue largamente difundido y seguido por los medios donde mencionaba que quería salir de Ucrania, pero que se encontraba además en un conflicto importante puesto que su novio Ucraniano tenía prohibición de salir del país y que con seguridad sería enviado a la guerra en contra de su voluntad.

Créditos radio Biobio

No podemos dejar de mirar el mundo hoy, sin considerar especialmente ciertos acontecimientos ocurridos en los últimos 120 años, en los cuales el ser humano ha presenciado guerras mundiales, industrialización y avances tecnológicos jamás vistos. 

Es sabido que desde siempre hemos sido en esencia nómades, sin embargo, los sistemas sociales que fuimos construyendo nos llevaron a olvidar esta antigua realidad y hoy nos resulta extraño asimilar el “fenómeno” de la migración. Esto sienta un precedente porque el escenario global actual es único. 

En las constituciones de muchos países que han entrado en conflictos o situaciones de alta tensión está estipulada la llamada ley marcial y de movilización general donde existe supresión o limitación de derechos de los ciudadanos en contextos de desorden o desestabilización del orden imperante en el país. Donde hombres en edad de cargar armas están obligados a enlistarse en el ejército y ser parte de los movimientos armados del país. Y quizás para muchas personas el colocarse de frente al drama de ser invadido por otras naciones esta imposición tiene todo sentido y lógica, pero ¿Qué pasa cuando quién es afectado por esa situación se le obliga incluso a ejecutar actos que van en contra de su propia conciencia?

Alguien en otros tiempos podría pensar que colocarnos de frente a esta posibilidad sería exagerado o, lisa y llanamente, preferiría no abrir una posibilidad de objeción de conciencia aludiendo a la crítica situación vivida por el propio país y sus ciudadanos. Pero al escuchar el caso de Fernanda queda claro que más allá de las opiniones habrá sentencia y juicio (probablemente dura) en contra de quien se niegue a tomar las armas, porque en estos casos de nada sirve la objeción de conciencia de los ciudadanos que consideran que la violencia nunca ha sido el camino para la prosperidad y el bienestar de todos, sino que por el contrario solo sirve a algunos pocos. Luego de varios meses Rusia comenzó a llamar reservistas de las regiones más pobres del país, donde quienes no tienen los recursos para escapar del país nada pueden hacer, y han sido las mujeres quienes han salido a enfrentar a los agentes del estado gritando “Queremos Paz”.

(NATALIA KOLESNIKOVA / AFP)

Entonces ¿cómo enfrenta esta situación un ser crístico? ¿Qué puede hacer aquel que busca la Paz, trabaja por la paz, pero que sin embargo no puede, por Ley, abstenerse de tomar un fusil y dar muerte a otro ser humano? ¿Qué opción tiene aquel que quiere Paz y aboga por la Paz usando las herramientas de la Paz?

Aquí es donde la visión espiritual y la fe son el sustento en la persona de Paz, porque para los Cristicos es de vital importancia tener claridad de que vivimos una “realidad” que no es de luz, sino que por el contrario vivimos en un sistema que ha sido construido en base a la posesión, la violencia y una falsa idea de libertad. Por lo tanto la Paz es una opción de conciencia de la persona, y por lo mismo es importante saber que en un mundo de guerra y maldad, nuestra opción por la Paz tendrá costos, y serán las herramientas espirituales las que nos darán luz y claridad sobre cómo debemos actuar de frente a la brutalidad de la guerra. Somos seres libres y la decisión de la Paz es interior, será entonces nuestra opción interior aquella que, entendiendo el contexto que vivimos, nos dará la fortaleza para que desde la mirada interior podamos orar a Cristo y recibir las claridades de cómo enfrentar estos tiempos de Tribulación.